SITEL

EL CREDO MARIANO (RAJOY)

(Ringgg... ringg... ringg...)
  • Allô, aquí Génova
  • ¡Hola, Mariano! Soy el Náufrago

  • ¿Cuál de ellos?, ¡tengo tantos…!

  • ¡Joder, Mariano! ¿No me conoces? ¡El Náufrago, el auténtico!

  • Ah sí, coño, con todo este barullo no había caído ¿Y qué se te ofrece?

  • Nada, quería preguntarte por ese Credo nuevo que te marcaste ayer en Cataluña ¿Lo has consultado con la Conferencia Episcopal?

  • Por favor, no me metas en más líos, que bastante tengo ya con los que tengo. ¡Lo que me faltaba ahora, toparme con la Iglesia!

  • Vale, vale. Te lo decía, porque como ellos ya tienen el suyo…

  • Mi credo es ‘pa’ andar por casa, por decir algo y que te aplaudan los colegas. Una cosa es lo que uno dice que cree y otras las que se hacen.

  • Ah, ya veo. O sea que eso de “Creo en la supremacía de la persona, en el derecho a la vida, en la familia…” ¿Es para que te dejen jugar en casa con tus niños?

  • Exacto

  • Y eso de “Creo en España como una nación de ciudadanos…” Si te descuidas se te va aquello de ‘una Unidad de Destino en lo Universal’. ¿Eso es también para andar por casa?

  • Nooo, eso es porque suena bien. Pero no hay gitano que se lo crea.

  • Entiendo. Bueno, la última pregunta que no quiero robarte… tu tiempo. Eso último: “Creo en las reglas del juego etc.” ¿A qué juego te refieres? ¿Al tenis, al golf (sin O), al mus, al juego sucio…?

  • Mira, Náufrago, no me toques los ‘bemoles’, porque ya tengo bastante haciendo de Job. Además, por teléfono no puedo ser más explícito… ¿Me entiendes? Los del SITEL me tienen controladas todas las llamadas. Y, para que lo sepas, de ahora en adelante, el tuyo también está pinchado. Así que cuidadín con lo que sueltas.

  • ¡Joder! ¿No me digas que voy a entrar en el Gürtel, con El Bigotes y compañía? Eso se avisa antes. Bueno, Mariano, lo siento. No te quiero meter en más ‘fregaos’, que ya tienes bastante. Perdona y suerte.

  • Vale, y ándate con cuidados no arriben los piratas a tu isla.

(¿Y ahora qué hago yo con el teléfono pinchado? Menos mal que no le he preguntado “y ¿Qué hay de lo mío?”)

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