La hora 25 o el tiempo regalado

Yo no sé a quién tengo que agradecer esta hora gratis de descanso con que me he amanecido. Nunca he entendido muy bien las ventajas o inconvenientes que tiene esto de estirar una hora al día cuando llega el invierno y robársela cuando llega el verano. Los defensores dicen que se ahorra no sé cuánto en energía y hablan de euros per cápita que multiplicados por familias, por habitantes, por fábricas resulta no sé cuánto. Entonces es cuando a mi me empieza el mareo, y les digo que ‘bueno, pues vale’. Luego vienen otros que replican que lo que se gana por un lado se pierde por otro, y te dicen que las vacas tienen sus horas de luz, que hay que ordeñarlas a sus horas y si no se altera su ritmo biológico, o citan el caso de las personas mayores cuyo sueño se puede ver afectado, les cree ansiedad y hace que crezca el gasto farmacéutico.

Pero eso son cuestiones teóricas en las que no me interesa ni entrar , ni salir. Yo como ser egocéntrico que soy, ya sé que hay ‘yos egoexcéntricos’, valoro lo inmediato y voy a lo práctico. Por una vez , nuestros Gobiernos nos regalan una hora más de domingo, una hora más para estar en la cama, si nos apetece. Vemos que al levantarnos , el sol ha madrugado más que el día anterior, disfrutamos de una hora más para que el lunes empiece una hora más tarde, lo cual no es ningún moco de pavo (abro paréntesis: ¿Cuánto valdrá el ‘moco de pavo’? Creo que debería preguntárselo a Pancracio Celdrán que de esto sabe un huevo. Claro que , de paso, tendría que preguntarle por el valor de un ‘huevo’, cierro el paréntesis).

A lo que íbamos, esto que llamamos tiempo , ¿qué coño es, para qué nos crean la ilusión de que tenemos más o menos tiempo? ¿Es algo que existe o algo que se siente?... Y si es sentimiento ¿Cómo se mide...? ¿En años, meses, días, horas, minutos, segundos? Pero si hay segundos que parecen eternidades y meses que parecen transcurrir a la velocidad de unos segundos... y hay momentos que desearías que se eternizasen y se parasen todos los relojes? En realidad el Relojero que empezó a dar cuerda a esta máquina , sea Caos, Dios, Big Ban, o Big Ben., ¿cómo lo llenó de ese vacío que llamamos Tiempo? Sé que si le preguntara a un amigo, apasionado por estos temas , me diría que el tiempo tiene sabor, olor, sonido, tacto, imagen.

  • “Que el tiempo sabe a almendras amargas , cuando nieva sobre el almendro.
  • Que el tiempo huele al humo frío que exhalan los astros cuando se oye cantar a la lechuza.
  • Que el tiempo suena, como el eco que proviene del encuentro del origen y las postrimerías
  • Que la imagen del tiempo es la de un Dios que aparece sin verse.
  • Que el tacto del tiempo es el de una nube que se deshace tras acariciar la montaña.”

Pero es que mi amigo es un filósofo-poeta, o mejor un poeta que a veces filosofa, pero yo no siempre llego hasta don él llega, aunque coincida con él en que “Vivir es sentir el dolor del tiempo” Y en eso estamos, en tratar de ‘sublimar’ ese dolor, gozándolo cuando podemos. Otros lo 'matan' como pueden, les sobra todo el tiempo.
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Nota: El texto entrecomillado y encursivado pertenece a un artículo "El dolor del tiempo", de Fernando Llorente , compañero y amigo. El artículo está incluído a su vez en un libro titulado "Tiempo vivido, tiempo construído" en memoria de otro querio amigo y colega también, desaparecido antes de 'tiempo'.

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